
Una de las mayores preocupaciones de los dueños de felinos es que estos decidan afilarse las uñas con la tapicería del sofá, y no es para menos, ya que ese tipo de acciones pueden generar destrozos muy difíciles de arreglar. Conseguir que un gato no arañe el sofá puede ser difícil, sobre todo si es pequeño o si todavía no se ha habituado a su nuevo hogar (en este caso, el tuyo). Si quieres educar a tu gato o ya ha llegado un punto de desesperación en el que no sabes qué hacer para que deje de hacer trizas esa preciosa tela con la que cuenta tu mueble favorito del salón, te traemos algunos consejos básicos pero muy prácticos para conseguir que a tu mascota se le quite esa manía.
Cómprale un rascador
Aunque puede parecer uno de los trucos más evidentes, todavía hay dueños convencidos de que a los gatos nunca les gusta lo que se les compra. Lo cierto es que los gatos necesitan afilar las uñas, ya que de lo contrario se pueden sentir incómodos, y si no tienen un lugar específico en el que hacerlo o uno que les resulte más satisfactorio lo más natural es que acabe desquitándose con el sofá, con las alfombras, con los muebles o incluso con las paredes. Es por eso por lo que comprar un rascador para gatos puede ser tu mejor alternativa, pues los rascadores se van a convertir en tu mejor aliado.
Los rascadores para gatos son objetos que cuentan con una superficie áspera perfectamente apta para que el gato se pueda afilar las uñas con tranquilidad e incluso satisfacción. Tiene una textura específica especialmente pensada para ello, y se puede encontrar fácilmente en cualquier tienda de mascotas, por lo que no te costará dar con el rascador perfecto para tu felino. Además, puedes situarlo en cualquier lugar de la casa, ya sea en la habitación, en el salón o incluso en la cocina. Dependiendo del tamaño que tenga tu hogar o de las costumbres de tu gato, puedes comprarlo de suelo (en horizontal) o para colgar en pared (vertical), y una posible buena alternativa (aunque aquí entra cuál pillo pueda llegar a ser el gato) es situarlo al lado del sofá, pero no pegado, para que siga relacionando esa zona con algo satisfactorio sin tener que preocuparte por la integridad de tu mueble.
Protege el sofá
Otra opción bastante práctica es proteger el sofá. Con esto nos referimos a cubrirlo con alguna funda antiarañazos, ya que hoy por hoy, y precisamente porque se trata de uno de los problemas más habituales en dueños de este tipo de mascotas, existen infinidad de modelos de muchos colores de una tela cómoda que no se ve afectada por las constantes embestidas del gato. Cubrir el sofá con una funda de este tipo, o incluso con cualquier otra funda que pueda proteger la superficie real del sofá, es una de las mejores opciones que tienes. Eso sí, si optas por una que no esa antiarañazos, hazte a la idea de que acabarás teniendo que despedirte de ella muy pronto, pues el hecho de que no llegue a tocar el sofá no quiere decir que no vaya a hacer trizas la funda en cuestión.
Otra alternativa, en caso de que sea una conducta que haga únicamente cuando no estáis con él o sentados en el sofá, es cubrir el sofá por completo con un material más resistente para evitar que no llegue al sofá cuando no estáis. En otras palabras: vétale el sofá cuando no tiene vigilancia directa. Cuando la tiene podéis reñirle o llamarle la atención para que pare, pero si se trata de algo que hace cuando no hay forma de controlarlo un buen truco es cubrirlo por completo.
Córtale las uñas
Por supuesto, otro clásico entre los clásicos. Todavía hay muchos dueños que se resisten a cortarle las uñas a sus gatos, ya sea porque piensan que no les viene bien o porque les da pereza, pero lo cierto es que mantener las uñas del felino cortas no les genera ningún problema. Sí podría suponer una complicación en caso de que el gato no fuera casero o paseara a menudo por la calle, interactuando con otros gatos, ya que sí es cierto que las uñas son su único mecanismo de defensa, pero si se trata de un gato que no sale nunca de casa llevar las uñas cortas, lejos de ser algo malo, puede ser algo bueno tanto para el animal como para tus muebles.
Si tienes dudas sobre cómo proceder, consulta con tu veterinario sobre la forma más cómoda y menos traumática que puedes emplear para cortarle las uñas a tu felino, dependiendo del carácter del gato te será más fácil o más complicado, y puede que incluso no te deje de primeras, pero conforme cojas la costumbre verás que tu sofá lo agradece considerablemente y tu gato está perfectamente. Además, si es de los que juega con cierta brusquedad, notarás una reducción considerable de arañazos profundos.
Utiliza productos específicos
También puedes encontrar en supermercados productos concretos para repeler a los gatos del sofá. Por norma general no tienen un olor desagradable para los humanos, por lo que utilizarlos no tiene por qué repelerte a ti también de utilizar tu propio sofá, pero sí es cierto que si lo echas en la parte en la que más se ensaña puedes conseguir que pierda el interés, en tanto que le resultará desagradable estar cerca de esa parte del sofá. Si vas a optar por esta vía, asegúrate previamente de que el producto que vas a utilizar es completamente seguro para él, y también que no te desagrada, pues dependiendo del producto que vayas a utilizar sí puede tener una textura o un olor que no te guste. Puede emplearse temporalmente para que pierda las ganas de arañar el sofá, pero tampoco es necesario dejar de disfrutar de tus momentos de descanso para poder quitarle esa manía.
Y, por supuesto, asegúrate de que se trata de un producto que no daña el sofá. Están pensados para ese tipo de muebles, pero hay muchos tipos diferentes de tapicerías y podrías caer en la trampa de conseguir un spray apto para tapicerías de tela y no de piel y cargarte el sofá. ¡Fíjate bien en eso!
Distráele
Finalmente, y si tu gato es un cachorro y todavía estás a tiempo de educarle desde cero, una buena forma de conseguir que deje de arañar el sofá es distrayéndole. Con esto nos referimos sobre todo a ejercer el refuerzo positivo, y es que no tienes por qué reñirle cada vez que lo haga, ya que es posible que no capte del todo el mensaje y de hecho se rebele (los gatos son así). Una buena forma es distrayéndole y llamando su atención sobre el objeto en el sí puede afilarse las uñas: si ves que va a arañar el sofá, distraéle alejándolo del sofá, no de forma brusca o negativa, sino intentando engatusarle con alguno de sus juguetes y llevándole poco a poco al rascador.
En cualquier caso, no tardarás en conseguir que el gato deje de arañar el sofá, y si no te funciona nada de esto… opta por la vía de proteger el sofá a toda costa y no tendrás que preocuparte de que lo vaya a estropear de por vida. ¡Buena suerte!